sábado, 28 de mayo de 2016
Llevando una doble vida
Existen personas que se atrevieron a llevar una doble vida, por las mañanas eran personas normales que tomaban un café, desayunaban hot cakes con tocino, se acomodaban la ropa e iban tranquilamente a sus trabajos; aveces tal vez un poco preocupados y otras con tanta prisa que sólo tenían tiempo para el café. Llegaban al trabajo y saludaban cordialmente a sus colegas y les hacían alguna broma. Eran tan normales que nadie se atrevía a pensar en ellos como alguien que tuviera el deseo de matar a alguien de la peor forma y tal vez solo por placer.
Por las noches estas personas deambulaban por calles casi obscuras buscando a la víctima perfecta para satisfacer esa necesidad de robarle la vida a alguien, sintiéndose dioses por decidir de qué manera y en qué momento esa persona pasaría a la historia gracias a sus propias manos, dejando el cuerpo sin vida de sus víctimas en cualquier lugar sabiendo que a la mañana siguiente su acto aparecería en primera plana a ocho columnas despertando el terror de las personas y alimentando la euforia de haber logrado su propósito y alentándolos a cometer otro asesinato...
A pesar de que la noticia se hiciera pública y la policía se pusiera a investigar inmediatamente para encontrar al responsable, existieron varios sospechosos a quiénes les atribuían la muerte de sus víctimas pero al no encontrar pistas suficientes para acusarlos o haber dado con el asesino muy tarde, nunca pudieron pagar por sus actos; ya sea porque nunca encontraron al verdadero responsable entre todos los sospechosos o cuando quisieron apresarlo el asesino se encontraba a varios kilómetros de distancia para nunca ser visto de nuevo.
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